Jorge Ávalos
Jorge Ávalos
Dos mujeres

Jorge Ávalos
La obra de teatro La balada de Jimmy Rosa, con la que gané la primera edición del Premio Ovación de Teatro 2009, era sólo un proyecto, una ilusión y un sueño hasta que recibí el premio, porque era una obra difícil de escribir y de producir. Sin ese premio es muy posible que la obra no se hubiera escrito jamás. Antes de junio de 2009 sólo existió en forma de notas.
La entrada de mi diario que comparto por medio de esta fotografía es quizás la más importante de mis notas sobre la obra, porque es aquí donde se cristaliza por primera vez quiénes serían las principales actrices, Patricia Rodríguez y Karen Castillo, y por qué ellas fueron elegidas: porque aportaban un drástico contraste de físicos y de personalidades; porque nunca antes habían trabajado juntas (algo que yo, como productor, consideraba una ventaja); y porque tenían la capacidad para representar los arquetipos que yo buscaba llevar a escena. Encontrar en estas dos actrices a las que llevarían a escena mis heroínas significó descubrir, a través de ellas, las voces de esos personajes. A partir de esta elección pude decidir quién sería la otra actriz que completaría el trío: Alejandra Nolasco. Me sorprende ahora ver la claridad que tenía de todo el concepto.
En la mayoría de mis notas mezclo el inglés y el español porque pienso en ambos idiomas al mismo tiempo. También, siempre comienzo dibujando a los personajes desnudos. Sólo los visto en la medida en que ellos mismos se «arropan» en mi mente. Es una extraña curiosidad de mi imaginación literaria: un edén para cada génesis.
Aunque había concebido la historia básica del drama varios años antes, esta nota es el punto donde la dramaturgia de la obra comenzó a convertirse en un texto y me ofreció una brújula para mantenerme en la dirección correcta. La balada de Jimmy Rosa se estrenó en septiembre de 2009 en el Teatro Luis Poma, en San Salvador.
© 2014, Jorge Ávalos, por el texto y la fotografía.
La poesía de Miguel Huezo Mixco
MIGUEL HUEZO MIXCO
(1954)
En sus poemas, de un exteriorismo trastocado por la magia del albur, se configura una narrativa fragmentaria donde ficción e historia se combinan y transmutan continuamente. Se trata de un universo donde sus demonios personales no son exorcizados sino celebrados, como personajes en una danza de la muerte para nuestros tiempos. Su concepción de la historia, por lo tanto, no es cíclica sino postmoderna: la historia misma ha llegado a su fin y, ante la caída de las antiguas fronteras económicas y políticas, el poeta se transfigura en un cronista de los cataclismos y naufragios de nuestros más enraizados paradigmas.
En su nuevo libro de poesía, Edén Arde (Índole Editores, San Salvador, 2014), Huezo Mixco expande su territorio poético al introducir el tema amoroso como el componente individual que le da sentido a la historia: la fabulación erótica con la complicidad de la memoria como fuentes de las historias que nutren y configuran nuestra visión personal de la historia.
Además de dos libros de ensayo y una biografía, ha escrito, en poesía: El pozo del tirador (1988); Tres pájaros de un tiro (1988); Memorias del cazador furtivo (1995); El ángel y las fieras (1997); y Comarcas (Premio Centroamericano de Poesía “Rogelio Sinán”, Panamá, 2002).
[Nota de Jorge Ávalos]
LA PERRA Y EL LOBO
Todas las noches entregaba un cordero
de mi rebaño al lobo con que me apareaba
Olfato y piel me consta estaba flaco
Pobres borregos
mojaban de miedo sus vellones
Ladra un perro al día a la noche
pompas de jabón que emergen de un lavaplatos
ruido de ducha manchas de aceite
venid y borrad el miserable tiempo de lo vivido
Adiós
al pasto a la lluvia
al vaivén de los murciélagos bajo las noches inyectadas con su leche
adiós a las delicias del tiempo y del sueño
adiós soles ociosos cuya luz me fascina
adiós a la máquina vibrante de su cola
Huelo mis huesos blancos mi carne rosa
con tenues gemidos a la sombra del árbol
entre el verde olor al resuello de mi lobo
Toda la divina oscuridad mora en esos ojos
Espuma y chispa
Mi sangre se vistió con su hermosura
Come de esta vulva
entre las ásperas cobijas
Di que mintieron los profetas
Escucha mi corazón crujir como el envoltorio de un caramelo
LUNA HIENA
Lanza la luna
su serrín
por mi ventana
Blanquísima criatura
Querida y remota
luna hiena
Yo leía mi destino en los signos de esa agua
Miraba en ese espejo la desnudez sobre un lecho de nubes
Yo me sentía acaso un dios muy poderoso
Ahora eres un farol sobre mis aguas negras
Un olvidado corazón de luz
Es tu remoto cuerpo un infierno de sedas
Amiga luna hiena
LA TRIBU
Una mañana envolví mi calavera entre los periódicos del día
y corrí al desierto donde el sol adormece y abrasa
en busca de mis huesos
Mi terca tibia el galante occipital tan amado por su médula
el ufano esfenoides
la mugre de mis uñas y la luna de mi sien
eran la viva estampa de mi tribu
—Este no eres tú
tú eres otro—
me decía mirándome en los fríos charcos de las calles de Sonoma
gordo muñeco de nieve herido por la ventisca
Un cubo de nieve se forma arañando la escarcha del refrigerador
cuando ya no queda nada de comer en su interior
Viajé anduve nadé
hasta ingresar a las ciudades donde vive un Dios impaciente
Las muertes que dispensa suelen ser muy meditadas
Veo mis huesos azules en los cristales de los rascacielos
colgando de un andamio como mono de otro planeta
Pregunta mi barba de dónde la llovizna esta tristeza
El viento es un puñal que me sacude
Pero sé que mi cuerpo está en alguna parte
a menudo lo veo entre sueños
Noche tras noche a la hora de comer
desempaco mi calavera de su cuna de periódicos la beso
mi aliento a soda y caries parece disgustarle
Toda vida todo abismo todo dique
todo árbol todo clavo toda sangre
El hombre y la mujer que yo contengo
son la viva estampa de mi tribu
* Poemas reproducidos con el permiso del autor del libro Edén Arde.
Quién caza a quién
No hay cazadores en el amor. El amor es el cazador.
Jorge Ávalos
La ciudad del deseo (2004)

